Un viaje de millones de años en la Serranía Baja
Viaje al pasado (remoto y reciente) de la Serranía de Cuenca: valoración e intervención en Casas de Garcimolina-Algarra
El patrimonio paleontológico no pasa exclusivamente
por la gestión y el compromiso, si se articula, de las administraciones
públicas comunitarias, sino que su estímulo y difusión precisa de unos vínculos
socioculturales con los agentes que lo salvaguardan (los museos), quienes lo
ponen en valor (los científicos) y aquellos que por su proximidad lo reconocen
y lo aprecian (los ciudadanos). De los vínculos entre los vértices de este
triángulo museos-científicos-ciudadanos surgen muchos tipos de acciones posibles
(de la Cita y col., 2021). Una de estas acciones ha tenido lugar en la primera
campaña paleontológica en Casas de Garcimolina-Algarra, en la Serranía oriental
de Cuenca. Las asociaciones de ciudadanos Mujeres del Sabinarejo de Garcimolina
y vecinos y personas mayores Las Cunazaras de Algarra, así como de los
ayuntamientos, hizo posible la campaña de trabajo paleontológico del equipo del
CIPb-UAM (Centro de Integración para la Paleobiologia, Facultad de Ciencias,
Universidad Autónoma de Madrid). En este proyecto que lleva el nombre de
Proyecto Chikuto en homenaje a uno de los colaboradores de las excavaciones en
Cuenca (José Luis Ortiz Villar), es fruto de la participación ciudadana
(https://www.goteo.org/project/proyecto-chikuto). Este grupo de investigadoras
e investigadores en colaboración con el MUPA (Museo de Paleontología de Castila
– La Mancha) organizaron una exposición en el ayuntamiento de Casas de
Garcimolina donde se atendió a las visitas y preguntas de los vecinos. De esta
experiencia, los ciudadanos se concienciaron del valor paleontológico y cuidado
de su entorno natural; el MUPA mostró su trabajo y colecciones; y los
paleontólogos reconocimos los lugares donde los vecinos, a lo largo de su vida,
encontraban fósiles, y aprendimos sobre la propia historia de la localidad.
El paraje de Casas de Garcimolina - Algarra forma
parte de los depósitos Mesozoicos de la Serranía de Cuenca, dominados por las
calizas marinas del Jurásico Medio-Superior (hace unos 165 millones de años,
m.a.) y por los sedimentos lacustres de edad Barremiense (Cretácico Inferior,
125 m.a.) depositados a lo largo de la segunda fase del rift /evento tectónico
provocado por la rotación de la Placa Ibérica durante la apertura del Atlántico
Norte) que dio lugar, entre otras, a la Cuenca Ibérica. Estos depósitos
continentales son de sedimentos siliciclásticos (arcillosos) y carbonatados
(con calcio) formados en llanuras de inundación, pequeños lagos, canales, y
charcas. El estudio sedimentario de la zona sugiere la presencia de distintos
cinturones ambientales de un humedal interior, mal drenado y casi
permanentemente encharcado y controlado por un clima subtropical fuertemente
estacional (Fregenal-Martínez y Meléndez, 2016).
Hasta ahora el equipo de investigación de
paleontología del CIPb-UAM se ha centrado en el estudio de los fósiles
procedentes de las localidades ubicadas en el depocentro (el punto más profundo
de la cuenca), conocido como Uña - Las Hoyas (con yacimientos como los de Uña,
Buenache de la Sierra y Las Hoyas, entre otros) (Meléndez y col., 1986). Sin
embargo, aún no se había realizado ningún trabajo sistemático en el segundo
depocentro reconocido en la Serranía de Cuenca, La Huérguina - El Marquesado.
Es en esta zona donde se ubican los depósitos de Casas de Garcimolina –
Algarra. Esta área es la “pieza del puzzle” que faltaba para poder reconstruir
las variaciones entre los distintos lagos someros barremienses del dominio de
la Serranía de Cuenca en la Ibérica desde el Oeste hasta la zona más Oriental.
Objetivo: descubriendo un yacimiento
Las prospecciones en Casas de Garcimolina realizadas
por el equipo del CIPb-UAM tenían como objetivo responder a una pregunta:
¿podemos identificar esta cubeta suroriental como un yacimiento paleontológico
dentro del dominio Serranía de Cuenca de la Ibérica? La respuesta a esta
pregunta nos puso en frente de dos cuestiones críticas:
(1) La existencia de condicionantes tectónicos y
geomorfológicos que impedían una respuesta inmediata, pues el área está
afectada por varias fases de deformación. La primera y más característica es la
afección por los movimientos meso-alpinos del Paleógeno, que sucedieron entre
hace 66 y 23 millones de años, y que afectaron tanto al zócalo paleozoico como
a la cobertera mesozoica estudiada. Es durante el Paleógeno cuando se generaron
las principales características del paisaje morfoestructural de la zona,
produciéndose así el pliegue en el cual se encuentra el yacimiento
paleontológico. Una segunda fase tectónica distensiva producida durante el
Neógeno (entre 23 y 2,5 millones de años) acabaría por modelar el paisaje
actual con importantes procesos de empuje de rocas y la generación de dos redes
de fracturas, la primera NO-SE y la segunda cronológicamente NE-SO (García y
col., 1978).
(2) El otro contexto crítico es la importante
alteración antrópica que ha sufrido la zona durante dos siglos. La explotación
de las lajas, como práctica asociada a la construcción de “teñás” y de
viviendas, ha sido el habitual en las economías locales. La construcción de teñás
para el ganado data de principios del siglo XIX según el historiador Mariano
López Marín (comunicación personal). Sus ubicaciones se determinan en los mapas
topográficos del IGN de 1920 en el área del Sabinarejo. Las losas utilizadas
para tabicar espacios, enlosar suelos y escaleras se extrajeron de los montes
públicos, buscando lajas de unos tamaños y grosores preferentes (entre 40-60 cm
de tamaño y un grosor de unos 4-6 cm).
De este modo, la reconstrucción de la historia de las canteras se ha
convertido en una clave para poder elaborar un mapa que cartografíe estas áreas
y las sitúe en el monte comunal Algarra-Casas de Garcimolina y en los mapas
geológicos.
Resultados
Teniendo en cuenta estos condicionantes, se buscó en
la zona prospectada el plano de capa, cuya dirección y buzamiento resultaron
ser 225/20 hacia el suroeste. Este plano se marcó como referente, y se comenzó
la prospección aproximadamente 1,5 metros por encima de dicho referente. Este
espacio corresponde con el principal relleno resultado de las escombreras de
las antiguas canteras. Dicho relleno contiene un volumen extraordinario de
rocas, debido a la acumulación de lajas depositadas entre el plano de
buzamiento de las rocas y la pendiente del suelo del monte (Figura 1).
La escombrera principal (denominada cuadricula Z) se
delimitó en una superficie de 3 m x 3 m. Esta cuadricula se abancaló para ser
muestreada en distintas profundidades. El muestreo consistió en extraer las
lajas sueltas de mayor tamaño del frente que fueron procesadas por el grupo de
trabajo, situado por encima del corte, que procedieron a su apertura. Los
deshechos después de abiertas las lajas se amontonaban en un punto para poder
ser retirados del área de estudio, dejando siempre limpia el área de la
cuadrícula. Se hizo un seguimiento de cada uno de los restos fósiles obtenidos
en el cuaderno de campo con el objetivo de poder estimar la abundancia relativa
de los distintos organismos. Los restos más significativos, no solo
taxonómicamente sino también por su preservación, son curados y siglados con la
abreviatura GM seguida de un número (se utilizan números consecutivos) y
embalados para su traslado al Museo Paleontológico de Castilla – La Mancha. Se
replicó el muestreo en varias superficies de unos 10 m2 donde se realizó una
extracción de lajas al azar. Estas superficies recibieron distintos nombres y
fueron georeferenciadas.
La diversidad registrada y preservación
Se extrajeron unos 400 fósiles, siendo un 87 % de
origen animal y un 13 % de origen vegetal. Los más representativos son los
peces, que aparecen mayor parte desarticulados pero que en general algo más
grandes que los teleósteos habituales en otros yacimientos como Las Hoyas. Se
han extraído fósiles que corresponden con restos cuyas capas están in situ,
pero la gran mayoría de fósiles están ex situ, de modo que desconocemos cuales
son las verdaderas asociaciones producidas a lo largo de la serie Barremiense.
Fósiles in situ: La exploración de las lajas más
superficiales muestra una matriz mas arenosa y los restos fósiles que contienen
son de pequeño tamaño, muy fragmentados, asociados a moldes de bivalvos de
uniónidos. Estos primeros niveles corresponden con las lajas utilizadas para la
construcción, como hemos verificado en campo (Figura 5). Se trata de los
primeros niveles de la columna, que corresponden a ambientes aluviales
canalizados previos a los lacustres.
Fósiles ex situ: Todos ellos proceden de las
escombreras. Las capas más profundas de la escombrera-Z contienen una mayor
diversidad de fósiles, en especial de la ictiofauna (Figuras 6 y 7). En
numerosos fósiles se observan alteraciones causadas por ataques de los hongos
del suelo.
Uno de los
grupos de peces más abundantes resulta ser el de los pycnodontiformes (Figura
9). Se encuentran restos de dientes de este grupo de peces con cierta
abundancia.
Placa y contra placa de un ejemplar adulto del pez
picnodontiforme, hallado en la campaña. Estos peces se caracterizan también por
su dentición globosa formado un paladar duro adecuado para triturar. Fotografía
cedida por Sergio Martínez Nebreda.
Placa y contra placa de un ejemplar adulto del pez
picnodontiforme, hallado en la campaña. Estos peces se caracterizan también por
su dentición globosa formado un paladar duro adecuado para triturar. Fotografía
cedida por Sergio Martínez Nebreda.
Conclusiones
El Barremiense de la Serranía de Cuenca está
conformado por dos Formaciones, Tragacete y La Húerguina. El equipo del
CIPb-UAM ha excavado y prospectado numerosas localidades que han proporcionado
interesantes evidencias fósiles de plantas, insectos, vertebrados, coprolitos,
huevos e icnitas. En Tragacete se han reconocido unas 50 especies distintas y
los fósiles obtenidos mediante el lavado y triado de sedimentos, se preservan
en pequeños fragmentos. En las calizas de la Formación La Huérguina la información
de animales y plantas es mas detallada y se han descrito hasta 260
especies. Casas de Garcimolina –
Algarra es la “pieza del puzzle” que faltaba para poder reconstruir las
variaciones de la flora y fauna que vivieron en los pequeños lagos someros de
este humedal. La prospección combina Paleontología y Arqueología, lo cual
supone un reto, y reaviva el interés sobre la historia de la arquitectura
urbana de estos parajes. La concienciación de los ciudadanos ante sus
patrimonios, histórico, natural y paleontológico se pone de manifiesto con la
participación y crowdfunding que ha supuesto un gran apoyo para este estudio.
Bibliografía
De la Cita, L., Llandres M. y Buscalioni, A.D. 2021.
Heritage outreach, fossils, dinosaurs and sites: how locals' perception changes
after 10 years of actions in historic urban villages (Cuenca, Spain).
Geoheritage 13.3 (2021): 53.
Fregenal-Martínez, MA., Meléndez Hevia, N. 2016.
Environmental reconstruction: a historical review. Las Hoyas: A Cretaceous
Wetland.: A multidisciplinary synthesis after 25 years of research on an
exceptional fossil Lagerstätte from Spain. / Francisco José Poyato Ariza (ed.
lit.), Ángela Delgado Buscalioni (ed. lit.), ISBN 978-3-89937-153-6, págs.
14-28
García, F., Abril, J., Rubio, J. y Apalategui, O.
1978. Memoria del Mapa Geológico de España E. 1:50.000. Hoja 612 26-24 Ademuz.
Segunda serie - Primera edición. Servicio de publicaciones Ministerio de
Industria. Depósito Legal: M-13.426-1978.
Meléndez, N., Melendez, A. Gomez-Fernandez, J.C.
1986. Los Sistemas lacustres del Cretácico Inferior de la Serrania de Cuenca,
Cordillera Ibérica. Guia de Campo IV Reunión del Grupo de trabajo Español.
Universidad Complutense de Madrid. ISNB 84-600-7157-X
Autores,
Buscalioni1, Angela D.; Martín-Abad1, Hugo;
Blanco-Moreno1, Candela; San Román1, Carla; Martínez-Nebreda1, Sergio;
Marugán-Lobón1, Jesús; Gil-Delgado, Alejandro2; Blas, M Anabel3.
1. Unidad de Paleontología, Facultad de Ciencias, y
Centro para la Integración en Paleobiología (CIPb-UAM), Universidad Autónoma de
Madrid.
2. Unitat d’Estratigrafia, Geologia, Universitat
Autònoma de Barcelona, Edifici Cs, Av. de l'Eix Central, s/n, 08193 Cerdanyola
del Vallès, Barcelona