El Consejo de Seguridad Nuclear recomienda medir el gas radón en la Serranía Baja

El CSN incluye a 21 localidades conquenses en su nuevo mapa de zonas con presencia de radón, un gas natural y radioactivo que la OMS considera la segunda causa de cáncer de pulmón. En estos municipios será recomendable realizar mediciones en centros de trabajo y edificios públicos.

El Consejo de Seguridad Nuclear (CSN) ha publicado el listado oficial de municipios donde será obligatorio o recomendable medir y controlar la exposición al gas radón en los centros de trabajo. En la provincia de Cuenca, 21 localidades de la Serranía Baja y otras zonas del interior han sido incluidas como Zona I, es decir, áreas donde se recomienda su medición aunque no sea obligatoria.

Estas localidades son Arguisuelas, Beamud, Campillos-Sierra, Carboneras de Guadazaón, Cardenete, Casas de los Pinos, Fuentes, Graja de Campalbo, Henarejos, Huerta del Marquesado, Laguna del Marquesado, Landete, Monteagudo de las Salinas, Mota del Cuervo, Osa de la Vega, Reíllo, San Clemente, Santa Cruz de Moya, Talayuelas, Valdemeca y Valdemoro-Sierra.

Con esta decisión, Castilla-La Mancha se suma al conjunto de comunidades donde el radón comienza a marcar la agenda en materia de salud pública y seguridad laboral. En total, 127 municipios castellanomanchegos (el 13 % del total) han sido clasificados como Zona II, de actuación prioritaria y con obligación de medir el gas radón en los espacios de trabajo.

Un riesgo invisible presente en el subsuelo
El radón es un gas natural, incoloro e inodoro, que se genera por la desintegración del uranio en las rocas del subsuelo. Su peligro radica en su capacidad de infiltrarse en viviendas y edificios, donde puede acumularse en concentraciones peligrosas. La Organización Mundial de la Salud (OMS) lo considera la segunda causa de cáncer de pulmón, después del tabaco, y la primera entre personas no fumadoras. En España se estima que provoca más de 1.500 muertes anuales.

El Plan Nacional contra el Radón y el Código Técnico de la Edificación (CTE) establecen la obligación de medir su concentración en zonas de riesgo. El CSN, a través de la Instrucción IS-47, determina que las mediciones deben realizarse durante un mínimo de tres meses, preferiblemente entre octubre y mayo, o durante todo el año si no hay cierres de actividad.

Centros de trabajo y plantas bajas, los más expuestos
La medida afecta a todo tipo de instalaciones laborales, especialmente aquellas ubicadas en plantas bajas, sótanos o bajo rasante, donde los niveles de radón pueden triplicar el valor de referencia de 300 Bq/m³. También se incluyen oficinas, comercios, gimnasios, spas, laboratorios, aparcamientos o espacios turísticos como minas o cuevas.

Aunque la concentración del gas tiende a disminuir con la altura, estudios recientes han detectado su presencia incluso en pisos superiores, debido al uso de ciertos materiales de construcción, al agua o al llamado efecto chimenea, que favorece su circulación vertical dentro de los edificios.

Prevención desde la construcción y la rehabilitación
Expertos en edificación como David Rodríguez, Product Manager en Construction Solutions de Molins, subrayan la importancia de actuar desde el diseño arquitectónico y la rehabilitación de los edificios. “No se trata de medidas aisladas, sino de adoptar un enfoque integral que refuerce la seguridad frente a riesgos invisibles como el radón”, señala.

Rodríguez explica que en las zonas de mayor riesgo —las clasificadas como Zona II— el CTE exige una doble estrategia preventiva: una barrera física y una solución complementaria, como un espacio ventilado o la despresurización del terreno. “La mejor forma de evitar el radón es impedir que entre en nuestras viviendas o lugares de trabajo, donde pasamos gran parte del día”, concluye.

Con la publicación de este nuevo mapa, el CSN busca concienciar y promover la medición del gas radón en los municipios conquenses más expuestos, reforzando así la prevención en salud laboral y ambiental en la Serranía Baja y el conjunto de la provincia.

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