Los Mochufas y las gallinas
OJOS DE MOYA | “Me imagino al pastor sentándose
bucólicamente bajo un árbol rodeado de sus ovejas mientras ve en Netflix un
capítulo más. Porque no nos engañemos, ya no hay lucha entre el campo y la
ciudad. La guerra hace tiempo que terminó”
© JOSÉ AN. MONTERO. PERIODISTA Y GEÓGRAFO
| Peligro. En este artículo se habla de literatura. Puede ser
dañino para un Mochufa.
Ayer todos los
telediarios incluyeron entre las noticias del día el vídeo viral del pastor de
Picos de Europa hablando de lo ridículo que le parecían las protestas de los
turistas rurales porque les molestaba el canto del gallo.
Trato de adivinar de
qué se ríen los que reciben el vídeo por WhatsApp. Supongo que algunos de las
patatinas del pastor, o sea de su manera de hablar, otros de esos turistas mochufas
a los que les molestan los gallos. En realidad es una excusa para usar esta
palabra y del libro ‘Los Miserables’ de Santiago Lorenzo. Llevaba un tiempo
deseando usarla, de la misma manera que de pequeños nos decíamos constantemente
satélite artificial.
Para los que todavía
sepan de qué hablo, la Mochufa es “un compendio de imbeciladitas diacrónicas,
ridicultura en inflación y memeces seculares, un tesauro de carcomas
biográficas y de jodique particularmente propio del tiempo”. Supongo que nos
hemos quedado como ese Mochufa que va al campo y se encuentra que en lugar del
canto del cuco canta el gallo a sus deshoras.
La palabra Mochufa se la
inventó, o nos la reveló, Santiago Lorenzo en ‘Los asquerosos’ (Blackie Books,
2018). Imagino a La Mochufa soñando con vivir la vida rural mientras se ríen de
la manera de hablar del pastor. “Ser ‘mochufa’ es creerse que Ana Rosa no se
está riendo en tu cara cuando se emociona”, como dejó dicho el propio Santiago
Lorenzo.
En el autobús, un joven
Mochufa recibe el vídeo en su móvil. Ríe. Quizá se imagina a sí mismo en una
despedida de soltero rural aspirando a una resaca tranquila. Pienso en Manuel,
protagonista de ‘Los asquerosos’, escondido en la soledad de su aldea
abandonada y lo imagino aterrado ver desde su ventana como llega La Mochufa el
viernes por la tarde.
Me encierro en mi mismo.
Trato de desenchufarme de lo que me rodea para poder releer algunos fragmentos
de esta novela mientras me pregunto por qué es tan buena. ‘Los asquerosos’ no
es 'Robinson Crusoe', ni tampoco 'Walden o la vida en los bosques', aunque a un
Mochufa como yo pudiera parecérselo. Ni huelo a hierba cuando la leo, ni
tampoco a vaca. Manuel vive en un pueblo abandonado. Quizá ni siquiera se trate
de una novela rural. Es posible que ni siquiera tenga nada que ver con el
pastor de los Montes Universales. Da igual. Es una de las mejores cosas que
puedes leer.
Santiago Lorenzo vive en
un pueblo pequeño y supongo que se sentará en su terraza, si la tiene, mientras
ve llegar a los turistas rurales los fines de semana. Me imagino a mi mismo
molesto por ello.
Me imagino al pastor
sentándose bucólicamente bajo un árbol rodeado de sus ovejas mientras ve en
Netflix un capítulo más. Porque no nos engañemos, ya no hay lucha entre el
campo y la ciudad. La guerra hace tiempo que terminó. Aquí ya sólo hay un
bando. Todos somos urbanitas y mochufas.
Máster en Comunicación y en Gestión
Cultural por la Universidad de Barcelona.
Ha sido profesor de Geografía del
Ocio en la Universidad de Castilla-La Mancha.