Benagéber da luz a su pasado a través del 'Camino del Silencio'
OJOS DE MOYA | La senda
recorre las aldeas abandonadas tras la construcción del pantano a mediados del
siglo XX
El Ayuntamiento de Benagéber, en el Alto Turia
valenciano, ultima los detalles para poner en marcha un nuevo proyecto
turístico en el que aunar naturaleza, senderismo e historia. El 'Camino del
Silencio', iniciativa enmarcada dentro del Plan de Competitividad Turística de
la Mancomunidad del Alto Turia, ofrecerá un recorrido por los vestigios del
pasado reciente de este municipio serrano, uniendo los núcleos de población
abandonados y reubicados tras la construcción del embalse de Benagéber.
"Alrededor de 1950 desalojan el viejo
pueblo", explica Juan Carlos Ballester, miembro de la Asociación de
Empresarios del Alto Turia, "y gran parte de los habitantes se fueron a
San Isidro de Benagéber (cerca de Moncada), otra parte a San Antonio de
Benagéber (término municipal de Paterna, en el Camp de Túria) y una pequeña
parte se quedaron aquí, en el nuevo pueblo y en las aldeas que
pervivieron".
Con el tiempo los benageberos desplazados se
fueron concentrando en el 'nuevo' Benagéber y en las grandes ciudades,
abandonando paulatinamente las aldeas. "La mayoría están deshabitadas,
salvo Nieva que por su cercanía al pueblo de Benagéber aún tiene residentes.
Las personas que las habitaban ya son mayores…
y este proyecto trata de conservar la memoria de lo que eran, antes de
que se pierda del todo”.
Una ruta de la memoria
El Camino del Silencio es una ruta de la memoria
sobre 16 kilómetros de recorrido y que discurre por las principales aldeas de
término municipal. Comienza por la aldea de Nieva, como decimos, la única
habitada en la actualidad, en la que se puede visitar una nueva zona de
matorral autóctono con plantas aromáticas y medicinales, el 'Mirador de Nieva',
el lavadero y la Fuente de San Isidro.
La ruta continúa por el Barranco de Maliaño que
lleva a 'El Sequer', ahora un albergue y donde antaño se creaban los plantones
de pinos con los que se ha repoblado el monte, deteriorado en la posguerra
debido a la falta de combustible y madera para muebles.
"En este paraje hay una zona de
interpretación donde se pueden ver los pinos que actualmente nos rodean, así
como otros matorrales grandes, y donde se explica la repoblación forestal”,
comenta Ballester. Desde este punto se sube a la conocida como 'Loma del Betún'
y se continúa por la antigua Cañada Real de Castilla, llegando a la Muela y a
la Aldea de Villanueva, donde además se puede ver la Ermita y la Fuente de
Santa Ana. A continuación enlaza con el Charco La Dalta hacia los núcleos de
Cortes (en ruinas) y la Fuente de Los Tornajos, llegando después a “una zona
donde se puede ver una laguna (restos de una cantera) y unas ruinas que eran la
Aldea de Tangarinos, para llegar y finalizar en Benagéber".
La ruta estará señalizada por el sendero
homologado que la recorre y con los colores verde y azul del Alto Turia. Además
el visitante dispondrá de un mapa de la ruta en el exterior del propio
Ayuntamiento de la localidad.
Siguiendo la ampliación del proyecto y con el
mismo objetivo de "no perder la memoria", existe una ruta de mayor
tamaño, de 30 kilómetros que enlazará con otras zonas más alejadas, como son El
Molino Harinero de la Pardala (que solo se ve cuando el pantano está en niveles
bajos) y las casas de Grilluelos.
Las dos rutas del proyecto Camino del Silencio
pueden hacerse andando y/o en bicicleta.
"La ruta es más que un recorrido, es una
aportación a la memoria, en el que se recopilan testimonios y leyendas de la
gente mayor, sobre la vida en estas aldeas y su actividad". En cada una de
las dos zonas habrá un panel de interpretación y también la situación dentro de
la ruta. "Hemos recuperado un mapa del IGN de 1940, antes de la
inauguración del embalse, que da un valor histórico más real a la ruta”,
concluye Ballester.
En breve se podrá disfrutar del recorrido del
Camino del Silencio y conocer un poco mejor la historia de Benagéber, cuyos
vecinos debieron dejar sus casas y sus tierras por la construcción del pantano.