El Oro Rojo
OJOS
DE MOYA | Nos acercamos hoy, de la mano de
Mariano López Marín, a uno de los cultivos a los que se agarra la región como
llave de futuro: el azafrán
© Mariano López Marín Va avanzando el otoño, cerrando octubre y
abriendo noviembre a golpe de campana.
Todavía hoy se sigue cultivando azafrán en España siendo la comunidad de
Castilla-La Mancha líder mundial en esta producción, localizada en las provincias de Toledo, Cuenca
y Ciudad Real. En Aragón también se ha reactivado la producción siendo Teruel
la provincia pionera.
Hace
muchos años, hasta la década de los años 1960, se cultivaba azafrán en algunos pueblos de las
antiguas Tierras de Moya, en la zona de
la Serranía Baja de Cuenca, Landete, Talayuelas, Aliaguilla, Mira, Cardenete,
Arguisuelas y Carboneras y en zonas
próximas de la Manchuela conquense y comarca Utiel-Requena. Era una forma de
complementar la economía familiar en un cultivo que necesitaba mucha mano de
obra, sobre todo cuando se recogían las rosas y se separaban los pétalos.
El
oro rojo de nuestra tierra
Una
de las especias más cotizadas y de las primeras en utilizarse fue el azafrán,
considerado en la Edad Antigua y hasta nuestros días como «oro rojo». Estamos
cerrando octubre y abriendo noviembre y por bastantes lugares de la Mancha
conquense y toledana y de la provincia de Teruel comienza la recogida de la
rosa del azafrán, un producto muy apreciado y que en lugares como la región
castellano-manchega y la provincia de
Teruel se sigue cultivando, incluso incrementando su cultivo. Es otra forma
de estabilizar a la población rural, tan
necesario en provincias como la de Cuenca y Teruel con alto grado de
despoblación.
A
mi memoria vienen recuerdos familiares de relatos relacionados con este cultivo
en algunos lugares de las antiguas tierras de Moya y en las comarcas cercanas. Incluso vivencias
de mis años de estudiante de magisterio en Cuenca, a principios de los
años 1970, cuando nos llevaba el profesor
de geografía a realizar excursiones didácticas
y en alguna de ellas hablamos con
vecinos de pueblos conquenses,
entre ellos Belmontejo, que estaban en
sus puertas limpiando las cebollas del azafrán, los bulbos, que después
servirían para sembrarlo.
Mi
madre, Bienvenida Marín Marín me relataba los lugares situados junto a su
caserío de la Boquilla (Salvacañete) donde sembraban azafrán o cuando sus primas de la Hoya del Peral Quintina y Valentina iban a
Vallanca a trabajar de “ roseras”. Mi amigo de Salvacañete, Alfonso Marín,
fallecido hace unos años fue el último
que sembró azafrán en Salvacañete en la década
de los años 1970. Había vivido en Monreal del Campo y allí todavía se sigue cultivando. Se trajo unos cuantos
bulbos y durante varios años lo cultivó en Salvacañete. También Virtudes
Espejo, de Salvacañete, me contaba cuando iba de “rosera“ a Landete junto con otras chicas del pueblo. Mi suegro,
Francisco Hernández Soriano, tuvo azafranar en Landete hasta la década de los
años 1970 según me relataron él y mi
esposa. Antes de irse a realizar su trabajo de cobrador del coche de línea
Landete –Utiel, en la época de la
recolección de la flor del azafrán, se iba al azafranar a recoger las
flores antes de la salida del sol. Luego en
casa se realizarían las labores
de “esbrinado” sacar las hebras o
pétalos de la flor y tostado de estos. Mi esposa todavía participó en estas
labores. Después de dejar de cultivar el azafrán plantó la tabla de almendros. Todavía
conservamos en la familia de mi esposa Mª Pilar
Hernández López los pesos que utilizaba su tía María López López cuando
vendía azafrán Valencia.