Hallan en Cuenca un cráneo de una jirafa antigua y restos de un tigre dientes de sable

Durante 15 días, un grupo de 15 investigadores paleontólogos de universidades internacionales y nacionales han estado excavando en los yacimientos del Cerro Arenoso en Carrascosa del Campo, y Valquemado en Huete, con el fin de encontrar nuevos fósiles que les de luz a cómo las especies de hace 30 millones de años vivieron y se adaptaron a una transición climática. El investigador de la Universidad de Gotemburgo, Fernando Blanco, confirma que se han encontrado más de 100 restos fósiles, tanto de mamíferos como de tortugas y cocodrilos, en ambas zonas.

Uno de los descubrimientos que más ha sorprendido a los investigadores, según Blanco, ha sido que en el más antiguo de todos, el Cerro Arenoso, han hallado restos de carnívoros. «Esto es algo raro porque suele ser los menos numerosos en la cadena trófica. Es por ello que cuando fosilizan, esperas encontrar muy baja cantidad de este tipo de animal, y aquí nos hemos descubierto muchos que vienen de la familia de los Nimrávidos, casi todos asociados a lo que se se conoce como los tigres dientes de sable del Oligoceno. Tenían un tamaño parecido al de un león actual, muy grandes», asegura el investigador. Además, confirma que también han encontrado en el cerro de Carrascosa restos herbívoros de gran tamaño, pariente de los rinocerontes actuales, conocidos como Eggysodon.

Asimismo, otro de los grandes hallazgos ha sido el cráneo más completo que hay hasta la fecha de una especie del género Teruelia, «que es un artiodáctilo basal (parientes de los actuales jabalíes, antílopes y jirafas), lo que se conoce como un jirafoideo, en casi perfecto estado de conservación», señala Blanco.

El objetivo de estos trabajos de investigación es saber cómo ha cambiado el clima en esa zona y la adaptación de las especies. Blanco manifiesta que estos dos yacimientos paleontológicos se encuentran una transición ecológica y climática que se conoce como Paleógeno-Neógeno.

«El Cerro Arenoso está en una era conocida como Oligoceno, y el de Valquemado en el Mioceno. Esto es importante porque justo alrededor de hace 33 millones de años, se producen eventos climáticos a nivel mundial como son el levantamiento de cordilleras del Himalaya y los Alpes, y la corriente circumpolar antártica, que esto hace que cambie el clima a nivel mundial, y pasamos de un mundo muy tropical a otro más enfriado. Justo estos dos yacimientos están en puntos claves de esa transición y todo lo que encontremos nos da información del cambio de faunas y los ambientes», dice el investigador.

Blanco señala que con estos cambios ambientales se produjo una gran migración de faunas asiáticas a Europa que se sustituyeron y dieron lugar a los grupos actuales. «Todos los datos, los restos y las especies que nos encontremos nos va ayudar a arrojar un poco de luz para entender esta transición», dice el paleontólogo, que asegura que la idea es hacer un proyecto con una duración mucho más larga, ya que «hay trabajo para décadas». «La cuenca de Loranca es una zona especialmente rica, tenemos anotados mas de seis yacimientos que se excavaron durante los 70 u 80 y no se han vuelto a excavar. La idea es volver a abrir más para entender esta transición del paleógeno al neógeno», concluye Blanco.

Los restos de fósiles que han encontrado son ya propiedad del Museo Paleontológico de Castilla-La Mancha, que ya se encuentran allí almacenados para su preparación y posterior estudio.

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