¿Andamos?
OJOS DE MOYA | Artículo de opinión de Nieves Choclán
Hernández, integrante de la sección conquense de la Asociación para el
Desarrollo de la Serranía Celtibérica
Tras la manifestación
vivida en Madrid este pasado 31 de marzo y después de leer mucho de lo
aparecido durante esta semana en los medios, quiero exponer que, cuando
hablamos del problema rural, a veces parece que nos estemos enfrentando a un
callejón sin salida, a un nudo gordiano imposible de deshacer.
Yo, por mi parte, creo
que sí tiene solución. Sé que es cierto que hay multitud de causas que nos han
llevado a esta situación. Causas que han sido ampliamente estudiadas y
explicadas en mil foros y debates sin que, realmente hasta ahora, se haya
logrado encontrar la vacuna definitiva que revierta esta sangría de gentes y
que, si no ponemos remedio, nos llevará más pronto que tarde a ver como muchos
de nuestros pueblos desaparecen.
En estos debates se nos
plantean diversas soluciones: Internet y banda ancha, deslocalizar
instituciones de las grandes urbes e instalarlas en los pueblos, beneficios
fiscales… etc.
Pienso que, sin
implementar ayudas para nuestras comarcas y pueblos, difícilmente se va a
lograr salir de un problema que se ha generado gracias a los servicios que
recibían las grandes urbes en detrimento de los pequeños municipios. También
creo que la muerte lenta que está acabando con nosotros es, en parte, debida a
la inacción de las personas que vivimos en estos pueblos y que suele ser uno de
los grandes factores que nunca se menciona en estos foros.
Una inacción que
podríamos achacar a muchos de sus ayuntamientos y a sus alcaldes; a veces
porque a los mismos les falta información para llevar a cabo su labor, otras
debido a una dejadez y desgana por buscar soluciones prácticas o, finalmente, y
siendo esto mucho más grave, por rencillas sin sentido de quitar a un alcalde
solamente por el hecho de ser de una familia que no le cae bien a otra,
independientemente de la valía real del que luego se vaya a poner al frente del
consistorio. (Un problema que además es promovido, en gran medida, por los
propios partidos políticos para conseguir el poder, sin que realmente les
importen mucho las ideas de quien ponen o si al final el pueblo saldrá mejor o
peor parado con su apoyo a tal o cual candidato).
Pero si queremos pedir
culpables, habrá que buscar también una última responsabilidad, una que recaiga
en todos esos vecinos que los sábados o cualquier otro día, salen de sus
pueblos con sus coches en busca de ocio, pero que no son capaces de gastar una
mañana como la de este pasado fin de semana en ir a Madrid para defender su
tierra. También de los que tan sólo saben quejarse en las barras de los pocos
bares que aún hay abiertos en sus pueblos, esperando que el maná caiga del
cielo a sus municipios pero que luego no ponen nada de su parte para luchar por
el mismo. Y por último, responsabilidad de los que votan cada cuatro años, pero
luego no se preocupan por lo que ocurre dentro de sus ayuntamientos. De todos
esos, también es la culpa.
Con estas palabras
quiero decir que, aunque debamos de exigir del Estado que a nuestros pueblos se
les ayude a salir del problema que el mismo Estado generó y que nuestros
vecinos puedan gozar de los mismos derechos de los que goza cualquier persona
que vive en una ciudad, tal y como dice la Constitución Española, somos los que
estamos aquí los que debemos de luchar para que nuestros pueblos tengan un
futuro, trabajando e implicándonos para buscar soluciones y poder superar la
despoblación que atenaza nuestras comarcas.
Decía John F. Kennedy:
“No preguntes lo que tu país puede hacer por ti; pregunta lo que tú puedes
hacer por tu país”. Si queremos que nuestros pueblos no desaparezcan tendremos
que aprender a practicar este axioma. La manifestación del 31M, sólo fue el
primer paso de una senda muy larga en la que habrá que ver quien quiere
recorrerla, quien poner trabas al camino o quien, simplemente, prefiere
quedarse quieto mientras ve como su pueblo se muere.
Lo dicho al principio…
¿Andamos?
Nieves
Choclán Hernández. Integrante de la
sección conquense de la Asociación para el Desarrollo de la Serranía
Celtibérica.