La balsa de Valdemoro-Sierra, un paisaje de agua y rocas pendiente de descubrir
OJOS DE MOYA | El
programa Hoy por Hoy de la Cadena Ser Cuenca dedica un especial a uno de los
parajes más impresionantes de la Serranía
Esta semana visitamos un paisaje totalmente
único y poco conocido de la provincia de Cuenca: la Balsa de Valdemoro, una
gran barrera tobácea, en la que veremos una cascada de aguas casi continuas.
Fernando Carreras, de la empresa EcoExperience, es nuestro guía en ‘Hoy por Hoy
Cuenca’.
A escasos dos kilómetros del pueblo de
Valdemoro-Sierra se crea uno de los parajes más espectaculares de la Serranía
de Cuenca y menos conocidos más allá de los límites de la comarca.
Esta semana visitamos un paisaje totalmente
único y poco conocido de la provincia de Cuenca: la Balsa de Valdemoro, una
gran barrera tobácea, en la que veremos una cascada de aguas casi continuas.
Fernando Carreras, de la empresa EcoExperience, es nuestro guía en ‘Hoy por Hoy
Cuenca’.
A escasos dos kilómetros del pueblo de
Valdemoro-Sierra se crea uno de los parajes más espectaculares de la Serranía
de Cuenca y menos conocidos más allá de los límites de la comarca.
Por la carretera de Teruel, la N-420 llegamos
hasta el desvío a Cañada del Hoyo. Pasamos este pueblo, las lagunas y dejamos
pasar también los desvíos a La Cierva, a la izquierda, y a Pajarón y
Valdemorillo de la Sierra, a la derecha, y asomarnos después al valle donde
vemos en lontananza las casas de Valdemoro-Sierra.
Atentos porque en seguida, a dos kilómetros
antes de llegar al pueblo, sale ya una pista forestal a la derecha, indicada
con un cartel que dice ‘La Balsa’, que nos llevará hasta este paraje. Al final
de ese camino cruzamos el puente sobre el río Guadazaón y podemos dejar el
coche en un pequeño aparcamiento habilitado.
El paraje de la cascada de la Balsa de
Valdemoro-Sierra está incluido en la RedNatura 2000 de la Serranía de Cuenca.
El salto de agua se forma tras el remanso que forma un pequeño arroyo, con
manantial a unos 300 metros, que precipita sus aguas por este edificio tobáceo
hasta el cercano cauce del río Guadazaón del que es afluente. “Una vez vista la
zona de la paredes de rocas y agua, podemos subir a la parte alta para ver la
“balsa” natural de agua o cómo se estanca formando una pequeña laguna antes de
caer por las paredes”, explica Fernando. IR A REPORTAJE COMPLETO