"¿Es ésta la forma de contribuir a evitar la trágica despoblación de estos pueblos?"

OJOS DE MOYA | Carta abierta de Niceto Hinarejos sobre las minas de arcilla que abren el paisaje de Alcalá de la Vega y El Cubillo
Al dar vista a la gran vega regada por el río Cabriel poco antes de llegar a la población de  Alcalá de la Vega,  aparece una gran mancha blanca que va carcomiendo implacable, destrozando y denigrando el frondoso paisaje y las faldas policromadas de la Muela del Cubillo.

Se lleva consigo la flora y fauna cambiando el idílico paisaje en otro nunca visto que, día a día, va creciendo de tal manera  que en poco más de un año ha devorado más de cuatro Has. de arbolado: Quejigos, carrascas, pinos ....., creando taludes de muchos metros de altura y grandes profundidades sin posibilidad de restauración y riesgos evidentes de desprendimientos, poniendo en peligro restos de especies arbóreas centenarias que, a pocos metros del actual límite de la explotación, quedan en evidente peligro.

La amplitud del desastre no es posible calificarlo hasta estar muy cerca; y es entonces cuando se callan las palabras y fluyen tales sentimientos que te dejan totalmente asombrado y paralizado,  hasta despertar por las voces de algún capataz que, desde los más alto de la explotación, cortésmente, pero con autoridad, te invitan a alejarte y tratas de asimilar las órdenes recibidas independientemente de la asolación que están creando y, lo que es peor, al margen de las normas establecidas en la concesión del permiso de explotación, según el informe sobre la Afección Ambiental realizado por Víctor M. Castillejo y presentado en la Consejeria de Agricultura y Medioambiente, hace unas semanas.
Seis Kilómetros antes de llegar a Alcalá de la Vega, cruzando la vista por encima del caserío de El Cubillo aparece sin disimulo el herido y enorme paisaje, en tan poco tiempo devastado. ¿Cuál será el panorama tras los ocho años que restan de explotación y sesenta hectáreas a disposición, si no se le obliga a la empresa a cumplir con sus obligaciones o a su cierre inmediato?
¿Va restableciendo la empresa Imerys Cerámicas el paisaje a medida que avanza la explotación tal y cómo firmó un contrato con la Consejería regional en febrero 2015? No.
¿Qué decir de los dormidos y seguros acuíferos que hasta los años cincuenta hicieron acto de presencia en forma de pequeños manantiales que servían a nuestras gentes y sus rebaños para saciar su sed en los calurosos veranos, en época de siega, recogida de espliego o de bellotas o en el descanso obligado al volver de Santerón, y cuyas ramificaciones se extendían por la Dehesa y El Pumar y que las profundidad de las excavaciones les ha hecho aparecer con el riesgo de contaminación de sus aguas.?
¿Es éste el único acto que la sociedad ofrece para salvar de la total despoblación a unos pueblos que durante siglos cuidaron estos montes para dejarlos en herencia?
¿Es ésta la forma de contribuir  a  evitar  la trágica despoblación de estos pueblos, ya casi irremediable, mientras sus últimos pobladores, sin recibir nada a cambio,  mueren desconsolados tras ver  destrozadas las tierras de la gran dehesa de las Cañaillas que durante siglos fue fuente de riqueza por sus maderas, belotas pastos y cultivos  que proporcionaban el pan de cada día?

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