El taller de Fréderic Desmottes, en Landete, está construyendo el nuevo órgano de la iglesia murciana de San Miguel

OJOS DE MOYA | El artesano francés ha dado forma a instrumentos de viento y teclado de nueva construcción hacia Austria, diversas ciudades francesas, Valencia, Alicante, Cuenca y Palencia
Desde la carretera, la primera vista de Landete dibuja un coqueto entramado de tejados. Se arremolinan en torno a la torre de la iglesia y apenas dejan intuir calles o plazas. Solo hay dos plazoletas en el pueblo, y el acceso a la principal es angosto. Por el camino, llama la atención el intenso tráfico de vehículos pesados que atraviesan este municipio conquense de poco más de 1.300 habitantes. Hace frío. El invierno todavía no ha dado descanso a abrigos y bufandas. LA VERDAD DE MURCIA

El taller de Fréderic Desmottes, donde desde el pasado septiembre se construye el nuevo órgano de la iglesia murciana de San Miguel, se ubica en el corazón de Landete. Desde su patio casi se pueden acariciar los muros de la iglesia, y sobre él descansa la madera empleada para la construcción de los órganos. Hay roble, pino, arce y nogal. Proceden de Rumanía, Francia y la propia provincia de Cuenca, de cuya capital Landete dista unos escasos cien kilómetros, y cada una de ellas se emplea para dar forma a una parte del instrumento. El roble, más fuerte y noble, para la estructura del órgano; el resto, para armar su mecanismo y los teclados. Salvo los tubos -y no todos- por los que circulará el aire dando cobijo al sonido, fabricados estos con plomo y estaño, y a excepción de pequeñas piezas empleadas como engranajes realizadas con hierro, todo el órgano está construido en madera; incluidos sus teclados, chapados en boj, y para cuya fabricación también se emplea el ébano, encargado de dar color, por su pigmentación más oscura, a las teclas de sostenidos.
Los teclados de San Miguel ya están terminados, al igual que su caja, nombre que recibe la estructura del órgano, de 6,40 metros de altura y 3,20 de ancho. También están fabricados los tubos frontales o de fachada que se instalarán en el instrumento, aunque «aún queda mucho trabajo», reconoce Desmottes; apenas se ha cubierto la mitad de las cerca de 7.000 horas necesarias para acabar el proyecto. El órgano de San Miguel, cuyo encargo de construcción ha impulsado el párroco de la iglesia, Silvestre del Amor, con el apoyo de la Asociación Merklin Amigos del Órgano de la Región de Murcia (Amaorm) y los propios feligreses, quienes a través de donaciones están financiando esta iniciativa -su coste ronda los 300.000 euros-, constará de 1.337 tubos. De ellos, 38 serán de madera y ya están elaborados. La intención de Del Amor es que el órgano esté finalizado en septiembre y pueda instalarse en el coro de la iglesia murciana coincidiendo con la festividad de San Miguel, el día 29. Hasta ahora los plazos se están cumpliendo y si el ritmo de trabajo no varía, lo que dependerá de que los pagos se vayan realizando con puntualidad, San Miguel estrenará su órgano pasado el verano.
Proceso artesanal
En el taller de Desmottes trabajan ocho personas. Cada una de ellas se encarga de una parte específica del instrumento, aunque todos conocen el proceso de fabricación del mismo. Es importante, señala el maestro organero, afincado en España desde 1989, que cada una de las piezas, fundamentalmente los tubos, estén realizadas con el «mismo gesto» para que el sonido que se cree en los conductos de viento sea igual, incluso si hay un defecto, este debe estar repetido en cada uno de ellos.
El proceso de construcción es totalmente artesanal. Desde la fundición del metal para lograr la aleación de plomo y estaño al montaje del instrumento, que en el caso de San Miguel se realiza por partes y con una grúa. El órgano que presidirá el coro del templo murciano no es el único encargo en el que trabaja el taller de Landete estos días, aunque sí es el más grande. En sus salas se fabrican actualmente cuatro «órganos de continuo», llamados así por su tamaño, más pequeño, y su función, dedicados a acompañar a un coro, explica Desmottes. También se construyen dos órganos para Francia y uno para Suiza.
De Landete han salido instrumentos de viento y teclado de nueva construcción hacia Austria, diversas ciudades francesas, Valencia, Alicante, Cuenca y Palencia, aunque también en él se han restaurado un amplio número de órganos procedentes de distintas ciudades españolas, y países como Brasil.  LEER NOTICIA COMPLETA

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