Peligra la resina como medio de vida en Cuenca, donde el sector reclama ayudas
OJOS DE MOYA | La inestabilidad de los precios del
momento compromete su futuro laboral
La asociación provincial
de resineros de Cuenca ha reclamado a la Junta la puesta en marcha del contrato
territorial, para afianzar el trabajo del resinero en la conservación de los
montes, a la vez que luchar contra la despoblación en un momento en el que se
han desplomado los precios de compra de miera a los resineros.
En declaraciones a Efe,
el presidente de la asociación, Honorio Gallego, ha explicado que ya han
solicitado una reunión con la delegada de la Junta en Cuenca, María Ángeles
Martínez, para pedirle la puesta en marcha de ese instrumento, que además
ayudaría a la supervivencia del sector y contribuiría a frenar la despoblación
en el medio rural.
Según Gallego, de la
extracción de resina viven decenas de familias en la provincia que la venden de
forma autónoma, y la inestabilidad de los precios del momento compromete su
futuro laboral.
En este sentido, ha
informado de que la mesa nacional de la resina de Castilla y León, la región
más productora del país, refleja que el precio por kilo ha bajado veinte
céntimos de euro, lo que complica el futuro de este oficio.
"Es imposible
trabajar. Habría que abandonar la actividad", ha lamentado Gallego, quien
recuerda que el año pasado el kilo se pagó a 1,08 euros.
Por ello, ha considerado
que es necesario que la Junta aplique en Cuenca el contrato territorial, dado
que el resinero es un elemento imprescindible en las zonas forestales, pues
vigila el monte, previene incendios y observa placas.
En concreto, el contrato
territorial es un instrumento para promover el desarrollo sostenible del medio
rural, que fue aprobado por Real Decreto en octubre de 2011, pero que tienen
que aplicar las comunidades autónomas, en este caso la de Castilla-La Mancha.
Por ello, además de
generar riqueza en zonas despobladas ayuda a fijar población en el medio rural,
ha añadido.
La asociación de
resineros de Cuenca cuenta con cerca de ochenta socios, de Sotos, Zarzuela,
Talayuelas, Casillas de Ranera y Huerta del Marquesado, pero podrían ser más
dado que el territorio forestal de Cuenca es amplio, hay muchos pinos
susceptibles de ser resinados.
La resinación de
pinares, un oficio que consiste en extraer el jugo que fluye de la savia del
pino hasta el exterior, pasaba de padres a hijos durante generaciones pero
quedó prácticamente relegado al olvido en los años 80.
Sin embargo, también en
Cuenca resurgió hace aproximadamente una década dado que supone una alternativa
laboral en los pueblos más pequeños.
La resinación se lleva a
cabo principalmente entre los meses de febrero a noviembre, y una vez extraída,
se traslada a fábricas para la destilación y obtención de productos.
Algunos de los derivados
de la resina son la colofonia y el aguarrás, que se utilizan en medicamentos,
productos fitosanitarios, tintas de impresión, pinturas o cosmética.
Por ello, Gallego ha
apostado por revalorizar estos productos resineros naturales que luchan contra
el cambio climático frente a otros derivados de petróleo, que son "muy
contaminantes".
En 2019, los resineros
que venden el producto de forma autónoma sumaron alrededor de 325.000 kilos,
mientras que en 2015 superaron los 500.000.