Un pueblo de Guadalajara es pionero en emplear a los resineros todo el año
OJOS DE MOYA | Fuera de la campaña de la resina, los
empleados hacen labores de limpieza de los montes
La localidad de
Iniéstola es la primera de la provincia de Guadalajara que cuenta con una
cuadrilla de resineros que trabajan en el monte durante todo el año, gracias al
proyecto puesto en marcha por la empresa Gea Forestal. El objetivo de esta
iniciativa es seguir apoyando el desarrollo rural con la generación de empleo.
“Nunca habíamos
trabajado en el mundo de la resina, pero trabajamos con la certificación PEFC y
de ahí nació la idea”, relata Basilio Rodríguez, técnico forestal de GEA
Forestal. Una idea que buscaba que el resinero no solo trabajara durante la
campaña de la resina, de los meses de marzo a noviembre, sino que lo hiciera de
forma continuada durante todo el año, con trabajos de desbroce o limpieza de
montes en los meses en que no se resinara.
Rodríguez explica que el
objetivo que buscaba su empresa con la puesta en marcha de este proyecto era la
rentabilidad, pero también era una apuesta por el aprovechamiento forestal.
“Creemos que el monte puede impulsar la economía rural. Es el motor del
desarrollo rural y un aliciente importante para la sostenibilidad y acabar con
la despoblación”, apunta.
Tras encontrarse con
varios problemas, debido a la escasa regulación de la actividad resinera en el
apartado forestal de la Administración regional, se llevó a cabo un curso de
resinero, del que la empresa contrató de forma fija a cuatro personas, a las
que también se les buscó alojamiento en Iniéstola y los pueblos cercanos,
favoreciendo que varias familias fueran a vivir a la zona.
Basilio Rodríguez tiene
claro que el sector forestal y el de la resina, en particular, ayudan al
desarrollo rural. “Lo que hemos puesto en marcha en Iniéstola es pionero en la
provincia y queremos ver su rentabilidad haciendo una apuesta decidida por el
aprovechamiento forestal durante todo el año”. Destaca las cifras de Soria que
en 2011 contaba con 11 personas resinando y en la actualidad ya hay más de 100.
“Aquí lo que necesitamos es una apuesta decidida de la Administración regional
por el sector”, añade.
En Guadalajara, la
resina tuvo su auge a finales del siglo XIX y primera mitad del siglo XX, donde
muchos de los pinares producían esta preciada materia prima, que era después
transportada a la planta industrial de «La Candida» en Mazarete, llegando a dar
trabajo hasta a un millar de personas. Tras el cierre de la fábrica en los años
70, la recolección de resina comenzó a ser una práctica en declive hasta llegar
casi a su desaparición en esta zona.
La crisis económica, el
auge de los precios de compra del producto debido a la bajada de la producción
internacional y la mejor calidad del producto nacional hicieron que a partir de
2010 los resineros volvieran a los montes de Guadalajara. Actualmente se está
apoyando la profesionalización de este sector, que está contribuyendo a generar
empleo en zonas rurales, a potenciar el desarrollo económico de las mismas y al
cuidado de montes que se encontraban en situación de semiabandono.