Muerte a Judas
OJOS DE MOYA | La
Serranía Baja mantiene viva una de las tradiciones más peculiares de estas
fiestas de Semana Santa, los ‘Judas de Resurreción’
Muñecos o peleles confeccionados con ropas viejas
y rellenos de paja o espliego seco se cuelgan, se bandean, se zarandean, se
matan, se estrellan contra el suelo y se queman después. Simbolizan lo malo, lo
que hay que olvidar y de lo que hay que deshacerse.
Estas tradiciones antiguas
se integraron en el cristianismo con la representación de Judas, el apóstol que
traicionó a Jesús de Nazaret, según cuentan los Evangelios. Y al judas se le
escarnece y se le destruye en el momento de la Resurrección. Lo malo deja paso a
lo bueno, la oscuridad a la luz, el invierno a la primavera.
En los pueblos de Cuenca perduran aún estas
tradiciones.
Son también los quintos los que encabezan estas
costumbres en otros pueblos, como ocurre en la Serranía Baja de Cuenca, y según
ha contado en Hoy por Hoy Cuenca, Mariano López Marín, cronista de la villa de
Salvacañete.
En Alcalá de la Vega se hacen dos judas, uno
hombre y otro mujer, que después también se encuentran como Jesús y su Madre.
En Landete se hacen varios judas y se les cuelgan
carteles con escritos en los que se denuncia y crítica lo que no se ha hecho
bien en el pueblo.
En Boniches, como en El Tobar, se llegaba a
disparar al judas con una escopeta. En Huérguina se zarandean los judas que
también acaban quemados.
En Laguna del Marquesado los mozos robaban los
cabrios, troncos para hacer tejados, para empalmarlos después y hacer uno más
grande, de unos quince metros, y atar en la punta al judas.
En Pajaroncillo el judas se meaba a través de un
botijo con agua que se le ponía al muñeco. En Salinas del Manzano se ponían dos
judas, uno en la iglesia y otro en la plaza. El Valdemoro de la Sierra el
Ayuntamiento permitía a los jóvenes cortar un pino para poner el judas en su
punta.
En Zafrilla tienen fama de poner el judas más alto
de esta comarca en la punta de un tronco de entre 18 y 20 metros.