La Semana Santa en las antiguas Tierras de Moya

OJOS DE MOYA | Una mirada a las tradiciones de Pascua en la comarca de la mano de Mariano López Marín
© Mariano López Marín-Cronista Oficial de Salvacañete Estamos en vísperas de la Semana Santa 2017. Nuestra Semana Santa como la de los pueblos de las antiguas tierras de Moya tiene unas características peculiares, marcada por tres aspectos: religioso, lúdico y gastronómico.

Aspecto religioso
Se iniciaban las celebraciones de Semana Santa el Viernes de Dolores, Viernes anterior al Domingo de Ramos. Había Vía Crucis en la iglesia y esa tarde y el Sábado las mujeres  limpiaban la iglesia y adornaban los altares, el central y los cuatro laterales.
El Domingo de Ramos se iba por la mañana a por ramos de buje a las proximidades del pueblo. Esta planta es muy abundante  por las fuentes de Serna, por el Batán y por el Molino de Abajo además de por las proximidades  de la Hondonada y por las riberas del Cabriel, por encima de la presa de la Vega. Algunos también traían ramas de acebo de la umbría de los  acebos. Antes de salir la procesión con los ramos se bendicen estos en el interior de la iglesia. Estos ramos bendecidos se cuelgan en ventanas y balcones para que la bendición llegue a la casa y sus moradores.
El Jueves Santo se inicia la celebración y ya está preparado el “monumento” que sustituirá al altar mayor los días de Jueves y Viernes Santo. Ese monumento se hacía los días previos, entre el Domingo de Ramos y el Jueves Santo. Se situaba  en un lateral de la iglesia o en la parte posterior. Consistía en un altar provisional donde se situaba el sagrario y se adornaba todo alrededor con  macetas y un fondo para la ocasión. Esos días de Semana Santa las imágenes estaban cubiertas con  telas moradas en sus hornacinas mientras estuviese muerto Jesús. Después del rezo de Gloria sonaban las campanas y enmudecían hasta el Sábado, momento en el que volvían a sonar otra vez cuando se  entonaba el Gloria, celebrando la Resurrección. A partir de la tarde del Jueves Santo el Santísimo estaba en el monumento de donde se sacaba el cáliz cuando la gente iba a comulgar. Sobre el monumento quedaba depositada una cruz con Cristo crucificado. En las celebraciones del Jueves Santo  está incluido el rito del lavatorio de los pies, recordando la última cena de Jesús. La noche del Jueves al Viernes Santo  era velada por turnos  de dos personas, indistintamente hombres o mujeres que se turnaban cada hora. En la hora de velatorio rezaban o leían textos sagrados.

La procesión del Jueves Santo salía de la iglesia al anochecer con la Virgen Dolorosa, Jesús Crucificado y la Cruz Desnuda  cubierta con un lienzo blanco. La Dolorosa llevaba un manto negro en señal de luto.
La noche del Jueves Santo se rezaba la hora santa o también conocida aquí como “ la corona”. Se solía hacer hacia las 11 de la noche, se rezaba y se reflexionaba sobre el sentido de la Pasión y muerte de Jesús. Después del rezo de la corona se  quedaban velando a Jesús en el monumento. Ese velatorio se hacía durante toda la noche por parejas que cambiaban cada  hora
Desde el Jueves Santo hasta  la noche del Sábado de Resurrección las campanas enmudecían y se citaba a los fieles a las celebraciones con las carracas. Había un grande en el campanario que desapareció cuando se  derribó la antigua torre de la iglesia y se hizo nueva. Recuerdo verla en el centro del campanario dando vista a la puerta de la iglesia. Los monaguillos iban al juego de calva, muy típico esos días, a llamar a los fieles a los oficios utilizando carracas de mano que hacían sonar por las calles..
El Viernes Santo se rezaba el Vía Crucis de una forma especial. Todos los Viernes de cuaresma se rezaba en la iglesia siguiendo el recorrido de las distintas estaciones  donde indicaban las  imágenes  colocadas al efecto alrededor de la misma. El Viernes Santo el Vía Crucis, recordando  la pasión, muerte y Resurrección de Jesús, se hacía en Santa Ana, en  lo alto del pueblo recordando  ese carácter religioso que tuvo aquel lugar  para nuestros antepasados cuando allí había una ermita  en honor a Santa Ana.  Previamente  el tío Mariano Yuste[1]había colocado  unas cruces de madera   desde la era de Pedro Ruiz hasta la cumbre del  cerro de Santa Ana, donde hay otra era. Esas cruces representan las estaciones. En cada estación se  leen aspectos de la pasión de Jesús correspondientes a los distintos pasajes de la Pasión y muerte de Jesús, se reza, se repite al final de la misma por el celebrante “ Rogamos Cristo y te bendecimos”  a lo que los fieles contestan “ que por tu Santa Cruz redimiste al mundo” agachándose y besando el suelo o cogiendo una piedrecita y besándola. Entre estación  y estación se cantan canciones que recogí en el año 1973
La tarde del Viernes Santo se realizan los oficios. Se lee la pasión entre varias personas y se adora la Cruz. La procesión del Viernes Santo en Salvacañete transcurre por los mismos lugares que el Jueves. Salen la Dolorosa, de riguroso luto con mantón negro, Jesús Crucificado y el Santo Sepulcro acompañado de mujeres con faroles encendidos.  Es la procesión del Santo entierro. En las proximidades de la fuente del Nacimiento se escenifica el entierro, bajando de los hombros un momento  el sepulcro. Después se regresa a la iglesia ya anochecido. Queda una costumbre en Salvacañete relacionada  con el Santo Entierro  y el lugar del Nacimiento. Cuando  llevan  a enterrar  a cualquier  vecino del pueblo siempre para la comitiva en el Nacimiento, junto a la panadería. Allí se le reza y después continúan con él  los familiares y amigos más allegados. Los demás regresan al pueblo.
 El Sábado de Gloria se comenzaban y se siguen comenzando las celebraciones litúrgicas a las  once de la noche con  el rito del fuego. Una hoguera encendida  en la puerta de la iglesia sirve para que los fieles enciendan sus velas  con las que entran a la iglesia a oscuras. Después vendrán el rito del  agua  y la renovación de las promesas del bautismo. En el momento del gloria suenan otra vez las  campanas  y antiguamente se descubrían las  imágenes, que habían permanecido tapadas, desde el Jueves Santo. Esta celebración del rito Pascual  es la más importante de todo el año. Después de la misa de  Resurrección los jóvenes encienden una hoguera en la  plaza. El lugar del la Cruz  ha servido durante muchos años para hacer la hoguera .En ella quemaban troncos muy viejos de chopo, sarga , olmo, pino, etc.  Esa noche los jóvenes hacían y siguen haciendo el judas[4], un muñeco hecho con  monos viejos y ropas viejas  relleno de paja o antiguamente de espliego. Este judas era colgado en la plaza, desde el balcón del tío Amadeo hasta uno del antiguo cuartel de la guardia civil.  La mañana del Domingo de Resurrección era bandeado después de la misa de Resurrección. Los  chicos intentaban cogerlo y al final quedaba destrozado y quemado en la hoguera. Era una fiesta para chicos y jóvenes.
El Domingo de Resurrección la misa era muy temprano. Los jóvenes bandeaban las campanas con ímpetu  alguna hora antes. Se realiza ese día la procesión del encuentro. Las mujeres salen con la Virgen de luto  por la Calle Nueva y Calle D Fidel G. Sahuquillo. En la plaza  están esperando  los hombres  con  el niño. En el momento del encuentro se le quita el mato de luto a María, se bandean las campanas y se entonan canciones propias de esa mañana. Después se entra en la iglesia y se celebra la misa de Resurrección. Después de la misa se  bandea el judas  y antes las mujeres se llevan agua bendita, de la que han bendecido la noche anterior. Echan un jarro de  agua sin bendecir al  recipiente que contiene el agua bendecida y se llevan otro  bendecida. Esa agua  bendecida servirá para proteger casas y personas durante todo el año.

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