El sabor de los tiempos pretéritos
OJOS
DE MOYA | Una mirada a los encierros camperos de
Zafrilla, tradición e historia viva de la comarca
Cuenca
es tierra de toros. De toros y campo. Los pueblos de la región, los que se lo
pueden permitir, sacan monturas y petos y honran a la tradición ganadera, a la
trashumante que durante siglos dio el paso y el alma a las cañadas por los
caminos y parameras.
Los
encierros de Zafrilla son el alma de las fiestas. Aún conservan el sabor de
tiempos pretéritos, y se sigue separando el morlaco elegido de la manada en La
Reclova, lo que es muy seguido por los aficionados desde primera hora. Texto y Fotografías : Francisco Jesús García
Delgado
Verlo
desde todo lo alto da otra perspectiva distinta a la habitual. Acompañar a los
caballistas que empujan a los cabestros y éstos a su vez al toro es muy bonito,
y ofrece la oportunidad de dar un paseo de unas 4 horas hasta el pueblo, donde
el astado será conducido hacia el puente para entrar en el pueblo.
Muchos
aficionados de pueblos de alrededor acuden a presenciar el encierro, algunos en
sus propios caballos, acompañando a la comitiva.
Los
cánticos a San Fermín se repiten por tres veces en la entrada, junto a una
pequeña imagen del santo, mientras los caballistas, ya muy cerca, se preparan
para el arreón final, donde el toro coge velocidad cuesta arriba hacia la
plaza. Luego algún torero dará unos capotazos en plena calle al morlaco y los
más aguerridos citarán al toro de cerca. Una vez en la plaza hay tiempo para
algún capotazo más antes de ser conducido a los chiqueros donde todo termina.