Reaparece el cigarrón de La Mancha, una especie que se creía extinta
(los) OJOS DE MOYA | Desde
hace 129 años no se sabía nada del cigarrón de La Mancha (Roeseliana oporina) y por
ello se eliminó de los catálogos de especies de Europa
Dos investigadores del Museo Nacional de
Ciencias Naturales (MNCN-CSIC) acaban de encontrar una especie de cigarrón de
cuya supervivencia se tenía dudas desde 1890. Roeseliana oporina es el nombre
que Ignacio Bolívar le dio en 1887, cuando fue encontrado por primera vez. Esta
especie pertenece a la familia de los tetigónidos (Tettigoniidae), que a su vez
está dentro del género Roeseliana, que normalmente habita en entornos húmedos y
más fríos que el centro peninsular.
“Encontrar esta población ha sido una sorpresa
aunque ya llevábamos varios años tras su pista. Además hemos podido validar la
veracidad de las primeras averiguaciones sobre R. oporina”, explica Jorge
Gutiérrez Rodríguez, investigador del MNCN. “Se trata de una población que vive
en una zona muy reducida y cuya conservación pasa por la protección del entorno
donde habita”, continúa.
Su aspecto es similar al de otras especies de
cigarrones del mismo género que habitan en el norte de Europa, como R. azami y
R. roeselii, pero tanto la forma de sus
titiladores (aparato genital masculino) como de su último segmento abdominal
son diferentes. Esta población es además capaz de vivir en unas condiciones
ambientales de humedad y temperatura que sus parientes europeos no soportarían.
“Este descubrimiento pone de manifiesto la
importancia de no dar por extintas especies que llevan años sin ser vistas”,
añade Mario García París, investigador del MNCN que también firma el artículo
publicado en Journal of Insect Conservation.
“Proponemos la consideración de especies en
peligro crítico de extinción o posiblemente extintas para especies de insectos
que llevan muchos años sin encontrarse antes de declarar un animal como
desaparecido definitivamente. Al darlas por extintas solo se consigue
desalentar tanto a los investigadores como a la sociedad permitiendo que sus
hábitats originales dejen de protegerse, como puede ocurrir con el de R.
oporina”, sentencia García París.
Nadie se
equivocó en 1890
Según las publicaciones de la época, Roeseliana
oporina fue encontrada por el entomólogo francés, P. A. Blanchard, que en 1887
se la entregó a J. Pantel del Monasterio de Uclés, quien a su vez se la envió a
Ignacio Bolívar para su descripción.
Bolívar, que pocos años después se convertiría
en director del Museo Nacional de Ciencias Naturales, se encargó de describir,
catalogar y depositar los ejemplares tipo en la colección de ortópteros del
MNCN. Sin embargo cuando en 1890 Pantel y Blanchard trataron de localizar esta
especie de nuevo, el cigarrón parecía haber desaparecido.
Unos 50 años más tarde se revisó el material de
este género de cigarrones pero, tras la guerra, el ejemplar tipo estaba dañado
y no se pudo determinar la ubicación taxonómica de la especie que fue
catalogada como incertae sedis en trabajos posteriores.
El ‘cigarrón fantasma’ fue ignorado e incluso se
llegó a pensar que el entomólogo francés que la encontró por primera vez pudo
haberla traído desde el norte de Europa en lugar de haberla encontrado en La
Mancha. “Los nuevos datos recabados en el campo demuestran que nadie se
equivocó en aquella época y, sobre todo, pone de relieve la importancia de
seguir haciendo trabajos de campo que nos permitan conocer el estado de los
ecosistemas y protegerlos”, concluye García París.